CARCINOMA BASOCELULAR
Es el cáncer humano más frecuente, incluyendo todas las localizaciones y, por tanto, también lo es en la piel.
Aunque en sentido estricto se trata de un carcinoma y, por tanto, de un tumor maligno sólo tiene capacidad de provocar crecimiento y destrucción de la piel localmente (invasivo localmente). Es excepcional que se extienda a distancia y que provoque metástasis. Crece lentamente a lo largo de años (aunque existen algunos casos en la literatura médica mundial de metástasis a distancia, aun en estos casos excepcionales se pone en duda que se trate de este tipo de tumor). Por tanto el pronóstico es en general excelente, salvo en los casos avanzados que, afortunadamente son los menos frecuentes. Por ello, es un tumor CURABLE.
Factores de riesgo ¿A quién puede afectar?
Suele afectar a personas adultas, en general a partir de los 50 años.
El principal factor implicado en su aparición es la acumulación de radiación solar en la piel durante largo tiempo. A diferencia del melanoma, que está relacionado con la exposición intensa y puntual al sol en los primeros años de vida, los carcinomas basocelular y escamoso están provocados por la exposición al sol continuada y lenta a lo largo de decenios. Por ello afectan a profesiones que se realizan al aire libre, y aparecen en la cara, el pecho o las manos, es decir, en las zonas descubiertas donde habitualmente da el sol.
Los carcinomas basocelulares aparecen sobre todo en las personas de piel blanca y ojos claros que se broncean con dificultad, o en aquellas que han permanecido expuestas largo tiempo al sol. Las lesiones se localizan sobre todo en zonas corporales expuestas, como es el caso de la cara, cuello y dorso de las manos y antebrazos.
El carcinoma basocelular es un cáncer cutáneo de crecimiento lento que se origina de las células de la capa basal de la epidermis y de los folículos pilosebáceos, y suele desarrollarse en superficies de piel que están expuestas a la radiación solar.
¿Cómo se produce?
La carcinogénesis (trasformación en cáncer cutáneo) de la piel se considera un efecto crónico o a largo plazo de la exposición solar. Se debe a que la luz ultravioleta específicamente absorbida por el DNA de las capas básales de la piel, produce alteraciones cromosómicas que puede hacer trasformar el tejido, de lesión crónica solar a cáncer cutáneo.
Otros de los factores de riesgo asociados a padecer carcinoma basocelular:
- La sobreexposición a rayos X u otras formas de radiación.
- Tener predisposición genética.
- Tener piel blanca, ojos y cabello claros.
- La exposición al arsénico.
- La contaminación química.
Síntomas
En su forma más frecuente, estos carcinomas pueden parecer inicialmente una pequeña verruga o bultito en la piel que crece, o una herida o pequeña llaga que no acaba de curar y cada vez se hace más grande.
Suelen ser pequeñas formaciones brillantes, duras y abultadas, que aparecen sobre la piel y se agrandan muy lentamente, aunque la velocidad de crecimiento varía enormemente de un tumor a otro. Además, el borde de la lesión suele adquirir un aspecto blanco perlado. Esta es su forma de presentación más frecuente, en forma de pápula perlada con vasos sanguíneos en su superficie. No obstante, en ocasiones pueden crecer aplanados y se asemejan ligeramente a cicatrices. La localización más frecuente de presentación es en la cara.
Por otra parte, este tipo de cáncer cutáneo puede sangrar, o puede ulcerarse, o formar costras en el centro. Además, en lugar de extenderse (hacer metástasis) hacia otros lugares del cuerpo, los carcinomas basocelulares, suelen invadir y destruir los tejidos circundantes, incluyendo nervios, huesos y cerebro. Es decir, en la mayoría de casos se limitan a crecer lentamente dentro de la piel, invadiendo y destruyendo, y casi nunca se diseminan a otras partes del organismo.
Diagnóstico
El carcinoma basocelular es un tumor tan frecuente, que en muchas ocasiones, un dermatólogo experto será capaz de diagnosticarlo a simple vista. En los últimos años, el desarrollo de la dermatoscopia ha permitido aseverar más aun el diagnóstico.
Sin embargo, el diagnóstico definitivo se realiza mediante biopsia y estudio histológico. En los casos que planteen pocas dudas diagnosticas y se opte por tratamiento quirúrgico, lo normal es realizar el estudio histológico tras quitar la pieza entera, sin biopsia previa. En tumores grandes, aquellos que presenten dudas diagnósticas o los que vayan a ser tratados con métodos no quirúrgcos es recomendable la realización de biopsia previa.
Tratamiento
Existen varias formas de tratamiento
Clásicamente se ha optado por técnicas quirúrgicas que incluyen:
- Escisión quirúrgica (biopsia excisional), ya sea mediante la sutura directa o bien mediante la reconstrucción del defecto resultante con colgajos o injertos.
- La cirugía de Mohs o cirugía controlada al microscopio, que permite analizar el 100% de los márgenes quirúrgicos del tumor, con lo que se consiguen las más altas tasas de curación.
- Curetaje y electrocoagulación: Esta técnica consiste en la extirpación mediante una cureta. Posteriormente la zona tratada se electrocoagula para eliminar restos
- Crioterapia (nitrógeno líquido): Puede emplearse en lesiones pequeñas
- Radioterapia. Hoy día se emplea fundamentales en personas de edad avanzada, lesiones grandes, si fracasa el tratamiento quirúrgico, o sí este resulta dificultoso
No se puede olvidar que sistemáticamente hay que incluir como parte del tratamiento indicar una fotoprotección adecuada y mantenida en el tiempo.
Pronóstico
La extirpación quirúrgica de la lesión con su análisis histológico posterior que confirme que los márgenes de resección se encuentran libres de tumor se considera curativa. Por ello, si se tratan a tiempo. estos tumores tienen una alta tasa de curación, mayor al 98% de los casos. Los casos restantes, en los que la enfermedad ha avanzado tanto a nivel local que se consideran inoperables pueden producir la destrucción de los tejidos adyacentes y como consecuencia, en casos raros, la muerte.
Los casos seleccionados tratados con tratamientos no quirúrgicos, cuya curación sea confirmada por un dermatólogo experto también se consideran curados.
No obstante, existe un pequeño porcentaje de carcinomas basocelulares que a pesar de haber sido extirpados con márgenes libres pueden volver aparecer al cabo de un tiempo. Esta es la razón por la que siempre se recomienda un periodo de revisiones posterior.
Prevención
Un carcinoma basocelular traduce un nivel de daño solar alto, que va a estar presente en todas las zonas del cuerpo descubiertas. Por tanto, las medidas preventivas, en especial la protección solar deben extenderse a todas las áreas expuestas y no solo a la zona donde se ha sufrido el tumor.
Por esta misma razón, existe un riesgo superior de presentar nuevos tumores cutáneos relacionados con el sol en personas que ya han presentado uno por lo que se recomienda que estos pacientes sean revisados periódicamente por su dermatólogo con el fin de detectar posibles nuevas lesiones en un estadio temprano.
El mejor modo de evitar el sol es evitar su acción directa mediante prendas de vestir, sombrillas y parasoles y las gafas de sol homologadas. En cuanto a la protección mediante cremas de fotoprotección, a grandes rasgos diremos que pueden ser físicas (más eficaces, menos cosméticas) o químicas. Deben proteger de las radiaciones UVA y UVB.
En general, los filtros solares se clasifican en grados según su número de factor de protección solar (FPS): cuanto mayor es el número de FPS, mayor es la protección. Los filtros solares con un factor de protección mayor o igual a 30 bloquean la mayor parte de la radiación UV, pero ningún filtro absorbe la totalidad de las radiaciones por lo que los términos de “pantalla total” no existen y deben evitarse.
Por último, otra forma preventiva de evitar estos tipos de cánceres cutáneos es examinar la piel con regularidad buscando lesiones, o cambios sospechosos en lesiones cutáneas ya existentes. Una lesión nueva que se ulcera, sangra con facilidad y tarda en sanar es motivo de sospecha. Los cambios en la piel o lesiones sospechosos, o sugerentes de malignidad son:
- Cambios en el color, tamaño y apariencia de la piel expuesta al sol.
- Desarrollo de dolor, inflamación, sangrado, picor, costras.