PSORIASIS
¿Qué es?
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria de la piel, de curso crónico, aunque normalmetne se manifiesta por brotes de empeoramiento y mejoría y, salvo casos concretos, lo normal es que persista de por vida. Puede afectar a uñas y articulaciones. Es bastante frecuente, en torno al 1-3% de la población.
Con todo, gracias a los avances actuales en el manejo y tratamiento, se consigue que la mayoría de las personas puedan sobrellevar bien su psoriasis.
Factores de riesgo ¿A quién puede afectar?
La causa es desconocida, aunque se han desarrollado varias teorías que intentan explicarla. De todas ellas, la que parece más acertada es la que afirma que debe existir un individuo predispuesto (normalmente por condicimionamiento genético, de ahi su agregación familiar), sobre el que en un determinado momento actúa un factor desencadenante (se ha identificado algunos como infección, traumatismo, etc) que pone en marcha una respuesta inmunitaria, deficiente, que conduce al desarrollo de las placas de psoriasis.
Se puede presentar en cualquier momento de la vida aunque se sabe que hay dos picos en torno a los 20-25 años y en torno a los 50-60 años.
Existen numerosos factores que pueden desencadenar o agravar la psoriasis, como son: Los traumatismos en la piel (denominado fenómeno de Koëbner, como por ejemplo el rascado, heridas, quemaduras, abrasiones etc); procesos infecciosos como amigdalitis, catarros etc; Ciertos medicamentos entre los que se incluyen el litio, la cloroquina y los beta-bloqueantes. Por último, el estrés también puede ser un factor agravante en muchos enfermos
Por contra, la mayoría de los pacientes mejoran de sus lesiones con la exposición solar, aunque también hay algunos pocos que pueden empeorar en verano.
Síntomas
Puede ser muy variable, desde minimas lesiones que pasan desapercibidas hasta lesiones que ocupan el cuerpo entero.
Se presenta como una mancha roja o rosada de tamaño variable, a veces elevada, con bordes bien delimitados y cubierta por escamas blanquecinas. Las lesiones aparecen con mayor frecuencia de forma simétrica : en codos, antebrazos, rodillas o región lumbar. También es frecuente encontrar psoriasis en el cuero cabelludo y las uñas. Sin embargo, la psoriasis puede presentarse también en los pliegues (en cuyo caso puede confundirse con intertrigos). Existen formas de buen pronóstico como la psoriasis en gotas (guttata), que típicamente aparece en forma de múltiples lesiones muy pequeñas (como gotas), en tronco, afectando a adolescentes o niños, tras haber pasado una faringitis. Esta forma de psoriasis tiende a la remisión y no a hacerse una forma crónica. También existen formas más severas, como la eritrodermia (enrojecimiento de todo el cuerpo) y la pustulosis generalizada (aparición de granos blancos -pústulas- por toda la piel). Otra presentación clínica de la psoriasis en palmas y plantas de pies, que aunque no sea muy extensa produce una gran limitación personal y profesional.
La extensión y la gravedad de la enfermedad son muy variables. Hay personas en las que el psoriasis es tan leve que nunca se percatan de que la padecen; por otro lado existen pacientes en los que el psoriasis es muy severo y responden lentamente a los tratamientos. La presentación clínica más común es en forma de lesiones rojizas con descamación adherente blanquecina, asintomáticas o con discreto picor, localizándose preferentemente en codos, rodillas, nalgas y cuero cabelludo (forma clínica llamada psoriasis en placas). La afectación de los pliegues o de las mucosas es menos frecuente.
Diagnóstico
Es clínico, con la sola observacion de las lesiones, los casos típicos. tan solo en casos dudosos hay que recurrir a biopsia de piel.
Tratamiento
El tratamiento debe ser indiviadualizado para cada paciente y deben tener el objetivo de reducir la frecuencia e intensidad de los brotes sin inducir efectos secundarios, todo ello a través de esquemas de tratamiento rotacionales, secuenciales o combinados.
Existen cuatro grupo de tratamientos:
En mayor o menor medida bajan las defensas por lo que son necesarios tambien controles analíticos, asi como descartar periodicamente la presencia de infección de la tuberculosis o contacto con este bacilo pues se ha puesto de manifiesto un especial riesgo para desarrollar esta infección en pacientes que toman estos fármacos.
- Tópicos: Las formas leves suelen manejarse con tratamientos tópicos, como los corticoides tópicos, los derivados de la vitamina D tópicos o los retinoides tópicos. Es aconsejable la hidratación de la piel con emolientes y si las lesiones presentan descamación gruesa se puede aplicar alguna sustancia para ayudar a eliminarla (queratolíticos como el ácido salicílico).
- Fototerapia: incluye la terapia PUVA, en la que se combina un fotosensibilizante (psoraleno) con radiación ultravioleta A, y la terapia con UVB-be (ultravioleta B de banda estrecha). Normalmente se programan de 2 a 3 sesiones por semana, durante unos 3-4 meses. Es muy eficaz, pero tiene el inconvenitne de que en ocasiones la recaida es muy rápida tras suspender el tratamiento.
- Sistémicos: lo constituyen un grupo de fármacos que se van a administrar por via sistémica (oral, inyecciones). Son más eficaces, pero con potenciales efectos secundarios por lo que se reservan para casos más severos. No obstante, la gran ventaja de estos tratamientos es que son viejos conocidos en la dermatologia por lo que su dermtatólogo tomará todas las medidas para anticiparse a los posibles efectos indeseables y cortar a tiempo el tratamiento si fuera necesario sin producir secuelas.
- Tratamientos biológicos: Recientemente se han introducido en el arsenal terapéutico nuevas moléculas que actúan sobre pasos clave en la inflamación (TNFa, IL‑12/IL‑23 o IL17), denominadas «terapias biológicas», y que abren un nuevo horizonte en el tratamiento de la psoriasis.